Un año más y tras una larga
preparación, me enfrentaba de nuevo a la distancia 226 (3.8km swim + 180km bike
+ 42km run). Esta vez en el Extreme-Man de Salou, una prueba marcada por un
sector de bicicleta con más de 2500m de desnivel positivo acumulado.
La experiencia adquirida el año
anterior en Zúrich, me permitió no gastar más fuerzas de las necesarias en los
preparativos antes de la prueba. Eso sí, los nervios volvían a aflorar
apoderándose de mi y transformándome en
un ser diferente, que sólo desaparece tras el cañonazo de salida.
Un año más estaba acompañado de
Lola y también coincidía con Trigord y su familia (suegra, mujer, hermana e
hijos), creando un gran equipo de animadores, que estarían pendientes de
nosotros durante toda la prueba.
Sin haber amanecido, se daba el
pistoletazo de salida, que ponía el cronometro de la prueba en marcha para los
400 participantes. Dos vueltas a un
sector de natación con mar en calma, que se pasó rapidísimo (00:55:44).
Al salir del agua y como se
esperaba, comenzaba a llover. Tras la experiencia de Bilbao, me puse un chaleco
impermeable, unos manguitos y comencé el sector de ciclismo. Todo iba bien y
alguien me comunico que iba entre los 70 primeros. Esto me dio alas hasta que
un pinchazo me obligo a parar. Mientras cambiaba la cámara, muchos pasaban por
delante de mí sin que pudiera hacer nada. Tras solucionar el problema volví a
coger ritmo y así llegue hasta el comienzo del puerto de la Mussara. Con buen
ritmo comienzo a recuperar posiciones. Paso a Trigord y sigo subiendo, hasta
que vuelvo a notar la rueda baja de nuevo.
En este momento comienza para mí
un reto diferente. Ya no tengo material de repuesto para arreglar la bici, lo
que me obliga a mendigar material. Gracias a la ayuda de Trigord, Triki y un
desconocido, consigo salir del paso. Pero me dura poco, porque con los nervios
puse la cámara pinchada y perdí el aire a pocos kilómetros. Con la rueda desinflada,
llegue al segundo avituallamiento y allí
espero hasta que alguien se pare a hidratarse con tranquilidad y me dejará una bomba para volver a reparar la rueda.
He perdido más de media hora y
era consciente de que no iba a lograr mi objetivo de hacer la prueba en el
menor tiempo posible, pero no puedo olvidar que solo terminar la distancia Ironman
es un gran reto y el objetivo principal.
Vuelvo a montarme en mi bici y
sigo devorando kilómetros prácticamente en solitario hasta llegar a Salou
(06:50:10).
En la transición me espera Lola,
ya sabía que había pinchado porque Trigord se lo había comentado, me sigue
animando muchísimo.
Salgo a correr con ganas de hacer
una buena maratón, pero las fuerzas me abandonan en menos de 5km. A partir de
aquí, me marco el objetivo de correr entre cada avituallamiento, donde paso
caminando y me refresco con agua y coca-cola ya que hace muchísimo calor porque
ha salido el sol. Durante el circuito me cruzo con Trigord y nos animamos
mutuamente. A Trigord le acompaña Inma, igual que a mi Lola en los tramos en
los que no hay jueces. Esta compañía es importantísima cuando tu cuerpo no
puede mas y aunque tu mente quiere, la musculatura y las articulaciones te
dicen que pares (04:27:29).
No ha sido el Ironman que yo
esperaba, donde quería buscar mejores sensaciones que en Zúrich, pero he
aprendido a luchar contra las adversidades, teniendo en cuenta que todo el que
cruza la línea de meta es finisher. (12:19:51)